Enfermedad de la piroplasmosis en los perros

La enfermedad de la piroplamosis en los perros, es una de las enfermedades más comunes de las protozoarias. Cuando las garrapatas pican a los perros, los parásitos se introducen en la sangre a través de los glóbulos rojos multiplicándose, de esta forma puede dañar numerosos órganos del animal. Su tipología es muy parecida a la malaria, provocando en la mayor parte de los casos, una anemia hemolítica.

Las garrapatas que llevan consigo la piroplasmosis, de ella pueden nacer de 2.000 a 8.000 larvas, y todas ellas son portadoras de la enfermedad. Existen dos tipos de garrapata, una de ellas habita fundamentalmente en las áreas de clima cálido y la otra en zonas más frías. Estos ácaros ocupan muchas zonas en Asia, Europa, América y parte de África.
La piroplasmosis no se transmite ni al hombre ni a otros animales.

Síntomas

Con la enfermedad de la piroplasmosis, el perro suele desarrollar una anemia hemolítica, debido a que los parásitos se han introducido en los glóbulos rojos, y así anulándolos. El perro cogerá fiebre, tendrá pereza, apenas hambre, mucosas pálidas, pérdida del sistema sensorial y en el peor de los casos puede ser catastrófico. Si observamos que la orina del perro es de color marrón, es un síntoma claro y entonces rápidamente lo tenemos que llevar al veterinario.

Tratamiento

Cuando se coge la enfermedad a tiempo el perro no necesita ningún tratamiento, ya que su sistema inmunitario la neutralizará. Por el contrario si la enfermedad está más avanzada, se recurre a la clindamicina, un medicamento que en algunas ocasiones puede causar alguna reacción alérgica leve en el animal. En la actualidad, ya existen muchos antibióticos que evitan daños en los órganos internos a causa de la enfermedad.

Prevención

Para prevenir al perro de la piroplasmosis lo más efectivo es el uso de collares, también deberemos mirarle el pelo frecuentemente. Si el perro fuera a pasar tiempo a un sitio donde es posible que le pique alguna garrapata, entonces existen medicamentos preventivos que su prevención desde que se los damos duran alrededor de cuatro semanas.

La mejor forma de prevenir esta enfermedad, es mantener al perro en perfectas condiciones, dándole una alimentación adecuada y siempre con le respaldo de un veterinario que siempre nos aconsejará cual es la mejor opción de prevención.

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