La rabia canina, es una enfermedad vírica que se transmite a través de la saliva de otro animal infectado cuando éste muerde a otro. La pueden contraer tanto el ser humano como animales mamíferos salvajes. Es muy raro que un animal doméstico la contraiga, ya que disponemos de las vacunas que hay que ponerles, pero no obstante, en determinadas zonas geográficas continua estando presente.
Cuando se transmite la rabia, el virus se desliza por los nervios hasta alcanzar el sistema nervioso encefálico y posteriormente va hacia los tejidos, sobre todo las glándulas salivares.
Cuando un animal padece de rabia, lo primero que le cambia es el comportamiento, se mostrará al revés de como era, es decir, quien era agresivo se vuelve sociable y por el contrario el que era sociable se convertirá en agresivo. Cuando lleva días con el virus infectado, empezará a morderlo todo, ya sean personas, otros animales o cualquier cosa que encuentre. Se le cambia la voz ya que el virus donde ataca sobre todo como hemos dicho son las glándulas salivares, por eso, se le va paralizando la faringe, laringe, mandíbula hasta que le afecte el poder tragar alimentos. Si nos encontramos ante una fase terminal se le irá paralizando todo el cuerpo, tanto por dentro como por fuera hasta su muerte.
Esta enfermedad no tiene ningún tratamiento, lo que único que podemos hacer por el animal, es aislarlo para que no contamine a ningún otro animal y esperar la muerte.
La prevención más importante, es sobre todo vacunarle contra tal enfermedad, así pues no podrá ser contagiado.